IGLESIA DE SAN MIGUEL

La intervención que se propone está enfocada a evitar el deterioro del edificio causado fundamentalmente por la falta de estanqueidad de la cubierta.

La propuesta parte de la observación y estudio de la realidad actual del conjunto, detectando sus problemas y patologías más destacables, en orden a evitar que sigan progresando y corregir las consecuencias más dañinas que hasta el momento se hayan podido producir.

Se propone desmontar la cubierta por tramos del edificio, comenzando por la nave central, siguiendo por la nave sur y ábsides. Se continúa por la nave norte y se finaliza con las capillas laterales y sacristía. Se pretende así que en la ejecución de la obra no se comience un nuevo tramo sin haber acabado la reparación del anterior.

Se retira la cobertura de teja existente y se desmonta toda la tablazón de madera junto con toda la estructura de la cubierta para su posterior sustitución.

El recrecido realizado en una etapa anterior del ábside de la nave de la epístola hasta llegar al nivel original se desmonta recuperando las cornisas y los sillares en el mejor estado posible para su posterior reutilización.

La nave central se cubre de cerchas españolas de madera aserrada de pino. El resto de espacios se cubren con vigas de madera laminada de secciones variables, ancladas a los zunchos de borde de los muros y a los propios muros.

Sólo la nave central y la torre poseen la pendiente adecuada para el buen funcionamiento de la cubierta con teja. Además, por ser las cubiertas más vistas, se cree conveniente utilizar el mismo modo de cubrición que en el resto de edificios del entorno. La teja de la nave central no llega hasta el borde del alero, quedando el último tramo reservado a una lámina de zinc que vuelve forrando todo el alero con el mismo material. El resto de las cubiertas se resuelve con chapa de zinc.