Se plantea una propuesta de aprovechamiento volumétrico interior de la parcela cuyo objetivo es la optimización de las posibilidades edificatorias de la misma. Para ello, se establece una ordenación volumétrica que permite a la edificación distribuirse dentro del solar en dos viviendas, a las que se accede desde el vial B del A.P.E. 34 que posibilita el acceso peatonal y rodado a ambas unidades habitacionales permitiendo, además, el eventual acceso a las mismas de vehículos pesados y/o de emergencia.

Las dos nuevas subparcelas tienen, lógicamente, la misma calificación de Ciudad Jardín por tratarse de subparcelas integrantes de la parcela matriz a-72, a la que el P.E.R.I. confiere la citada calificación de Ciudad Jardín.
Según las condiciones de “Ciudad Jardín” y el P.E.R.I.(art. 15), en cada parcela se puede edificar solamente una vivienda, aislada o pareada con la contigua, habiéndose optado, precisamente, por esta última solución, de acuerdo con los requerimientos de la Empresa Promotora. Así, se agrupan las dos viviendas, de manera que forman una única unidad constructiva que guarda las distancias normativas y a los linderos correspondientes.
Se adopta como tipología edificatoria de viviendas pareadas, de forma que la unidad constructiva contiene dos viviendas, correspondientes a las dos parcelas contiguas. Cada una de estas viviendas presenta tres fachadas a su propia parcela, perdiendo la cuarta que, siendo común con la otra vivienda, se convierte en elemento medianero de ambas, según la directriz del lindero que comparten entre ellas y que traza, a la vez, su separación.

El acceso rodado a dicha unidad se realiza desde la calle B del A.P.E., agrupando las entradas a los garajes de las dos viviendas en la zona central de la fachada.

El programa previsto es el mismo para las dos viviendas y ambas son idénticas, pero simétricas, con respecto al lindero común a ellas. Se desarrollan en tres alturas: la planta semisótano, iluminada y ventilada directamente al exterior, para bodega y dependencias de servicio; la planta baja, para albergar el garaje y los usos más públicos de la vivienda y la planta alta para la zona privada de dormitorios. La organización interior está muy condicionada por las dimensiones de la edificación, con un claro predominio de una respecto a la otra. De esta forma se opta por organizar los espacios interiores alrededor de un distribuidor longitudinal en cada planta, unidos ambos por una escalera de un solo tramo y perpendicular a ellos. Así se consigue sacar el máximo partido también a la orientación de las parcelas, colocando el salón al sur dominando la parcela y el resto de dependencias orientadas al este o al oeste, en una u otra casa, mientras que el garaje ocupa siempre el frente norte y de acceso a las parcelas.
Por otro lado, la propia tipología edificatoria y la peculiar forma alargada de las parcelas, ha dado lugar a una unidad constructiva en la que predomina el recurso a la simetría como elemento compositivo. A ello hay que sumar los requerimientos del Promotor, en orden a la utilización de otros recursos compositivos derivados de la arquitectura tradicional: cubiertas a cuatro aguas y grandes aleros, zócalos del conjunto y recercados de piedra, dominio del macizo sobre el vano, mínimas penetraciones espaciales en el volumen construido…